Cuenta la leyenda que hace muchos muchos años vivió en un lejano mundo una pequeña niña, su nombre era Arrecife.
El mundo de arrecife era grande, gris y triste, y ella era como una diminuta luz en aquel mundo tan grande y frío.
Arrecife quería ser feliz y sabía que lo más importante para conseguirlo era rodearse de pequeños e íntimos momentos de luz y color. Se propuso guardar todos los momentos, por cortos que fueran, que la habían hecho feliz.
Guardó esos momentos en su corazón para volver a ellos cada vez que se sintiese triste.
Pasó el tiempo, y la pequeña Arrecife se hizo una gran mujer, y un día decidió sacar de su corazón sus momentos felices para compartirlos con todos aquellos que quisieran serlo también, por eso, convirtió sus tesoros en vistosos collares de todos los colores y formas. Creó para ellos un jardín...el jardín secreto, que mostraba a todo aquel que quería participar de su tesoro, la felicidad.